lunes, 9 de enero de 2012

A ti, mi estudiante, que eres el combustible de mi profesión.

Seguro que muchos de vosotros habréis escuchado, en más de una ocasión, a vuestros abuelos e incluso padres decir que el colegio de antes no tiene nada que ver con el actual. Muchos afirmarán haber cantado el “cara al sol” diariamente en el colegio, haber asistido a misas durante la hora del recreo, haber recibido fuertes golpes en las puntas de los dedos con una regla de madera y alargada, haber visto aterrizar considerables trozos de tiza blanca en su frente, etc.
Frente a ese ambiente tan dictatorial, hoy en el día se pretende que las clases sean muy diferentes, se concede a los alumnos una potestad que anteriormente no podían ni imaginar. Se asigna al estudiante un papel relevante, frente a la marcada jerarquía tradicional, donde el profesor estaba por encima del alumno, literal gracias a-por culpa de las tarimas. ¿Pensáis que por querer disminuir las exageradas diferencias entre alumno-profesor ha volcado la báscula? Es decir, ¿han tomado el poder de las aulas los alumnos? Antiguamente, los docentes contaban con una gran autoridad, no solo ante los alumnos, sino también antes padres de alumnos. Estos les otorgaban a los profesores el mando y cargo de sus hijos, en caso de que un alumno se portara mal, el profesor podía tomar medidas ante su mal comportamiento; hoy en día, si un alumno se porta mal en clase y el profesor pretende corregirlo, castigarlo, ipso facto el alumno “se chiva” a sus papis y los padres denuncian al docente. ¿Quién manda, pues? ¿Creéis que así debería ser? ¿Hemos pasado de un extremo al otro? Queríamos dar una solución y hemos aportado otro problema, incluso podríamos decir el mismo problema pero inverso. ¿Cuál es la solución? ¿A quién podemos o debemos culpabilizar? ¿Alumnos? ¿Profesores? ¿Padres? ¿Sociedad? ¿En qué ambiente un profesor cumple más su papel de docente? ¿En el ambiente tradicional o en el moderno?
¿En qué consiste la tarea de un docente? ¿En presentarse cada día al instituto e impartir materia? ¿O se trata de un trabajo mucho más complejo? Los alumnos de entre 5 y 22 años pasan más tiempo con sus diferentes profesores que con sus padres. ¿Está, pues, la profesión de docente desvalorizada? No hay más que echar la vista hacia atrás. Seguro que tendréis muchísimos recuerdos de profesores, unos muy buenos, otros no tanto, pero sin lugar a duda, han formado y formarán para siempre parte de vuestras vidas.

Los profesores tratan con jóvenes adolescentes, llenos de pájaros en la cabeza. Intentan formales, pensando en su futuro, sin embargo, en las listas de preocupaciones de los cerebros hirvientes de los muchachos no aparece la preocupación FUTURO, lo importante es el día a día, el hoy sin importar el mañana. Por ello, los profesores han de captar su atención, han de seducirles, para poder así disfrutar de un feliz viaje, juntos. Meterse a los jóvenes alocados en el bolsillo no es sencillo, pero, con amenazas, desprecio, ignorancia no se consigue ni conseguirá nada, en absoluto. De nuevo hemos de recurrir a la famosa dieta del cariño, de la confianza, del apoyo, creer en sus alumnos y demostrárselo. Usaremos nuestro rico lenguaje, reforzado por nuestros actos, y conseguiremos nuestros objetivos de la mejor forma posible tanto para los docentes como para los alumnos.




3 comentarios:

  1. Hablando como futura docente, estoy de acuerdo con la idea de que el colegio de antes y su metodología es completamente distinta a la actual. He recibido siempre la educación pública, tanto en colegio como en instituto y pienso que es ahí donde más se nota o eso dice el tópico. Siempre he oído que en los privados es donde, aunque de manera leve, se ha mantenido ese "ambiente dictatorial", no quiero decir con esto que no hayan profesores en un colegio público con "mano dura" (¡Y tanto que los hay!).

    Nosotros educaremos como bien se ha dicho en la entrada a "jóvenes adolescentes llenos de pájaros en la cabeza" y puede que estas edades sean las más difíciles de llevar, ya que estos "niños", en ocasiones, piensan que tienen el poder y que pueden levantar la voz a sus profesores como si estuvieran en la calle. Por ello estará en nuestras manos el corregir estas malas conductas, captar su atención e intentar impartir las clases de una manera amena y poder así conseguir esa confianza profesor-alumno, que para mí es casi necesaria.

    Por último os dejo un enlace de un artículo de Elvira Lindo publicado esta semana en El País, aunque igual ya muchos lo habéis leído:

    http://www.elpais.com/articulo/ultima/Profesores/elpepiult/20110907elpepiult_1/Tes

    ResponderEliminar
  2. Creo que la culpa recae un poco en todos.
    Los padres están demasiados ocupados para preocuparse por los problemas de sus hijos y para suplir la culpa tienden a consentir demasiado a sus hijos y darles la razón en todo en vez de buscar la verdad tras sus quejas.

    Algunos profesores consideran que su trabajo es simplemente enseñar y olvidan la parte de educar. El trabajo de un profesor no es solo llenar nuestras mentes de conocimientos, sino enseñarnos, también, normas y valores y enseñarnos a vivir, ya que pasamos la mitad de nuestra vida en las aulas. La mayoría de los profesores a los que he visto carecer de respeto por parte de sus alumnos, o eran profesores demasiados duros o aquellos que intentaban ir de divertidos, pero ninguno de ellos se implicaba realmente con sus alumnos. Incluso algunos profesores olvidan que fueron jóvenes y que tenían la cabeza llena de pajaritos como nosotros y pierden los estribos a la mínima.

    Por último la sociedad ya no concede a la educación el mismo valor que antes. Antes asistir a la escuela era señal de diferenciación, una persona culta y educada era bien recibida, actualmente poseer una mente brillante y un afán por aprender supone verse marginado por la sociedad, al menos durante la adolescencia. Y cuando crecemos y nos damos cuenta del verdadero valor de la escuela, para muchos ya es tarde.

    ResponderEliminar
  3. Creo que la tarea del docente consiste en enseñar tanto materia escolar como educación.
    Desde mi punto de vista, en los colegios se debe mantener una educación formal, en la que no se falte al respeto al alumno ni al profesor. Estoy a favor de que en el colegio se deben seguir unas reglas, no podemos olvidar que los alumnos tienen que aprender a comportarse. Es obligación de los padres educarlos correctamente, pero creo que es en el colegio donde se tiene que poner en practica esa buena educación.
    Para mí un buen profesor es aquel cuyo alumno le tiene respesto y admiración porque sabe que es una persona correcta en el aula y que además le enseña materia adecuada.
    Las personas tendemos a imitar, por ello creo que el profesor tiene que dar aquello que quiere recibir.
    Apoyo a un docente que sea exigente, que exiga aprender, conocer, tener inquietud por las asignaturas, apoyo a ese profesor que se pone al mismo nivel del alumno y que lo entiende. Por ello creo que para mí el perfecto docente es aquel que te enseña, te exige para que puedas desarrollar tus habilidades, además de mostrarse cercano al alumno, tratar de entenderlo, comprender cuáles son sus puntos más débiles y más fuertes.

    ResponderEliminar