¿Hasta qué punto podemos considerar que la
prensa escrita es objetiva?
Los periódicos han de ser objetivos. Para subjetividad véase --> REVISTAS.
Existen diversos tipos para diferentes públicos, pero cada uno dirigido a sus fieles seguidores.
Las revistas femeninas van estrictamente dedicadas a mujeres, lo mismo sucede con las masculinas.
¿Tan distintos son los intereses de ambos sexos?
¿Podrían existir revistas unisex, en un futuro, quizás?
Sigamos, y zappeemos al mundo televisivo.
Los telediarios, al igual que la prensa escrita, tienen como función informar "OBJETIVAMENTE". Sin embargo, las pequeñas huellas de modalización parecen invadir los hechos conllevando así alteraciones en la información.
¿Hasta qué punto la subjetividad influye en la fiabilidad de la información?
¿Quién tiene el mando de la TV? Los espectadores.
Abramos una windows, nos metemos en Internet. Esta ventana abierta permite acceder a mucha información, ¿pero fiable?
Pensáis, por ejemplo, que Wikipedia es una fuente de información objetiva? ¿Creéis adecuado que todo el mundo tenga la posibilidad de vender información como "verídica"?
El fácil acceso a esta plataforma conlleva que los más jóvenes dispongan de demasiada información sin saber cómo manejarla adecuadamente.
Pero a la vez, es capaz de relacionar millones de personas con un solo click. Espacios como Facebook, Twitter o Tuenti se han convertido en la Santa Trinidad del Siglo XXI.
¿Quién de vosotros no pertenece a una de estas tres redes?
¿Cuál usáis? ¿Por qué? ¿Y por qué no las restantes?
Por último uno de los medios artísticos más populares del siglo XX es, sin duda, el cine.
al que no solamente debemos considerar como un medio evasivo o de entretenimiento sino que, como futuros educadores, deberíamos instruir a nuestros alumnos a ver más allá de la enorme pantalla, para así, poder emitir un juicio objetivo y crítico acerca de la realidad plasmada por el cine.
Busquen, comparen y elijan. Nosotros lo tenemos claro: ¡Bravo, Compañeros!
Personalmente, cada vez recurro menos a la televisión sea para lo que sea. Como herramienta de información deja mucho que desear, y como instrumento de ocio y entretenimiento... allá con los gustos de cada cual.
ResponderEliminarA la hora de ponerme al día con los últimos acontecimientos, prefiero recurrir a la prensa digital y a determinadas tertulias radiofónicas. Es cierto que en Internet todo tiene cabida y tienes que estar alerta a la hora de filtrar la información, pero si realizas una buena búsqueda puedes llegar a obtener información más detallada y concisa de la que te pueda dar cualquier informativo en minuto y medio de vídeo. Del mismo modo ocurre en la radio. No es la octava maravilla, pero sí es cierto que predomina una mayor profesionalidad y rigor que en el mundo televisivo. Dependerá de cada uno qué emisora y programa sintonizar.
Y finalmente, simplemente romper una lanza a favor de todas aquellas formas de entretenimiento que vayan más allá de la caja tonta como puede ser un libro, una película o un buen concierto.
Suscribo del todo la opinión de Borja. Y, ya de paso, añadir que, ante la degeneración que, en su mayoría de aspectos y -por supuesto- cadenas, padece la televisión, la radio se está convirtiendo sin duda alguna en el medio de comunicación más elevado de nuestra época. Es curiosos como algo que, por el paso del tiempo, ya deberíamos haber descartado, resurge con cada vez más fuerza. No sé vosotros, pero yo creo que el impacto y la seducción de las imágenes ha vuelto demasiado cómoda a la gente. Los mejores telediarios son, precisamente, aquellos en los que más que vídeos de catástrofes o eventos, aparecen personalidades respetables o especialistas dando su opinión. Me partece que esa esa la gran aportación que tiene el género radiofónico, y que no puede superar ni la televisión ni la prensa escrita, la calidad -así como lo cálido- de un discurso bien elaborado, con el que se exige al oyente -que más que oyente es "escuchador"- que preste atención no a aquello que ve, sino aquello que oye. Saber escuchar una noticia, un debate o, por qué no, una canción nos entrena y prepara para escuchar a los demás -pues no hay otra dsitracción que nos aleje de aquello que se nos dice. A su vez, oír la radio, también nos hace más receptivos. Nos ayuda a comprender las posisbilidades del lenguaje verbal, sus giros y estrategias; y también nos vuelve más sensibles a cuestiones que en la pantalla ignoramos, como la entonación, la voaclización, la seguridad al pronunciar lo que se comunica...
ResponderEliminarA mi parecer, esa es la función social que desarrolla la radio, ya que está formando personas que serán criticas con lo que oyen, con lo que otro alguien dice, lo cual es siempre lo más revelador; y no tanto -que también- con lo que pueden ver o leer, que es mucho más manipulable.
Bueno, creo que estáis demonizando mucho la televisión, el medio no es malo del todo, y además, la programación de mal gusto tiene cabida porque a la mayoría le atrae el morbo y la carnaza. Hay que filtrar los programas que nos venden. Personalmente, no soy una fan incondicional de estar horas y horas cara a una pantalla, pero hay que admitir que hay muchas cosas que valen la pena. Todo está en encontrarlas, como ha dicho Borja, hay que realizar una buena búsqueda.
ResponderEliminarAl igual que en internet hay un amplio abanico de posibilidades, en la televisión podemos encontrar programas vomitivos, o, por el contrario, programas, series, películas, que son brillantes.
Abogo por el relativismo y la libertad. No creo en un patrón de "lo bueno" o " lo malo" en cuanto a los gustos. Siempre que no se vulneren unos derechos mínimos de imagen y legalidad, cualquier emisión es lícita.
ResponderEliminarÚltimamente, el exceso de "gafapastismo" es preocupante...
Yo opino que la televisión se ha convertido para la mayor parte de la población casi en una religión. De hecho, posee muchas características que cualquier religión confiere a su divinidad :
ResponderEliminar-Omnisciencia : la televisión es un medio autosuficiente, el dios es sabio y nunca se equivoca. Es cierto que se trata de un espectáculo, pero muy particular, pues su condición humana (con la consiguiente posibilidad de fracasar y de morir) está excluida.
-Universalidad : la televisión no es un espectáculo para privilegiados, se instala en el cuarto de estar de todos los fieles, incluso en las chabolas del extrarradio y en las aldeas más apartadas, un poco como los penates romanos.
- Omnipotencia :la televisión tiene programas para satisfacer cualquier apetencia o necesidad (ello es particularmente patente en EE.UU., con sus decenas de canales por cable).
- Omnipresencia : nos la encontramos en cualquier momento del día (cuando comemos, cuando dormimos, amamos, etc. : los receptores se instalan en la cocina, en el dormitorio, en el comedor...).
- Eternidad : no se sabe cuando terminan los mensajes televisivos, hay emisiones a cualquier hora del día y de la noche y, para colmo, los mensajes se autorreproducen hablando de sí mismos (ausencia de clausura).
- Distanciamiento mágico : frente a otros espectáculos, el dios no se puede tocar, sólo ver. La televisión nace de un deseo escópico.