Se nota que el amor se lleva, que está de moda. Y como no podía ser de otra manera, hemos querido hablar esta vez de un tipo de aprecio y de cariño que supera lo salvaje.
¿Alguno de vosotros ha pedido alguna vez un perro, un canario, una iguana o un pony como regalo de Navidad? Muchos de nosotros deseábamos por encima de todo poder interactuar con un animalillo doméstico al que nuestros padres denominaban mascota. ¿Y qué nombre le pondríamos? ¿Trabuco a un chouchou y Timmy Jr. a un rottweiler? ¿Pedro o Peter?
¿Pero qué demonios es una mascota? ¿Un cerdo que vive en tu jardín? ¿Las vacas que ordeña un granjero, y por las que profesa un cariño algo más grande son sus mascotas?
Hay quienes salvarían antes a su compañero peludo que a su padre en un incendio.
¿Pensarán que el primero no les regañará cuando lleguen tarde a casa? Fuera de bromas, está claro que desarrollamos un verdadero amor por nuestra mascota, ya que aprendemos a cuidarla y a disfrutar viendo cómo crece.
Pero detrás de todo este idílico paisaje, hay ciertas cuestiones que nos preocupan. ¿Comprarías o adoptarías al animal? ¿Garantía de seguridad por problemas de comportamiento? ¿Cachorro por salvar su vida?
Lo que queda bastante claro es el respeto que hemos tenido siempre por los diferentes animales, como podemos observar en las relaciones en el Antiguo Egipto para con los gatos. Podemos encontrarnos entierros, personas que prefieren incinerarlos o verdaderos epitafios que lloran la muerte de algo más que un simple animal.
¡Y con la frivolidad nos habíamos topado! En una sociedad como la nuestra, donde está visto que nos gastemos el dinero donde nos lo gastemos, no importa el motivo por el cual lo hacemos, ni si es una compra ética o no, el negocio está asegurado en el tema de las mascotas.
Cientos de comidas distintas, juguetes de todo tipo, peluquerías, tiendas especializadas de ropa. ¿Habéis abrigado a vuestra mascota en invierno? ¿Y le habéis puesto un trikini si os lo habéis llevado a la playa?
En cuanto al análisis sobre el lenguaje, nos centramos en los anuncios y las páginas webs para que las mascotas encuentren “compañeros afines”. ¿En primera o en tercera persona? ¿El animal describiría sus cualidades? ¿O sencillamente escribiríais qué estáis buscando, es decir, otro animal para que se reproduzcan?
¿Qué me podéis decir acerca de este vídeo? ¿A quién beneficia esto? ¿A los perros, que se deleitan con un primer plato de Huesitos en salsa amorosa y un segundo de Galletitas en salsa a la canina? ¿O al dueño, que presume de mascota moderna y con clase?
Discotecas para perros, hoteles con spa, terapias psicológicas como el doga (yoga for dogs), esto es un no parar.
¿Qué podemos decir? Podríamos concluir con los sentimientos tan profundos que supone la responsabilidad sobre ese ser querido, la cura a la timidez o, por último, la válvula de escape de la soledad que significa la presencia de ese bichejo que tanto parece que nos quiere.
¿Podemos llegar a querer más a nuestras mascotas que a nuestra familia antropomorfa?
¿Darías la vida por vuestra mascota?
¿De quién es la culpa de toda esta masiva producción y oferta de ocio? ¿De verdad que vestiremos de primera comunión al gato cuando nuestros hijos celebren ese sacramento?
¿Queremos humanizar a nuestras mascotas? ¿O somos nosotros mismos quienes estamos añadiéndonos un matiz salvaje y animal en esta jungla capitalista?
RECUERDA:
Ellos, CONTIGO, NO lo harían.
En mi opinión, creo que las personas que le profesan tanto amor a sus mascotas es porque tienen carencia del mismo en alguno de los aspectos de su vida. Pero a fin de cuentas un perro no sustituye a un hijo, está claro que le tienes un cariño especial, lo ves crecer, y, en cierto modo, te vuelcas unpoco en él, pero eso no implica que llevemos a nuestras mascotas en carritos de bebés o que las llevemos a "degustar" pastelitos.
ResponderEliminarPor otro lado, creo que las personas que llevan a sus mascotas a este tipo de lugares (cafeterías específicas para animales), lo que bucan es entablar conversación con alguien que tiene el mismo tipo de inquietudes, es una manera de conocer gente un poco extravagante, pero al fin y al cabo es un medio, ¿no?
Creo que tratar a las mascotas como seres humanos se ha llevado demasiado lejos, no me parece mal que los vistan con algo en invierno por si tienen frío...pero que la ropa sea de marca o incluso que se los lleve a restaurantes como vimos en la exposición, me parece algo un tanto extravagante e innecesario, fruto de las empresas que se quieren aprovechar del amor que profesan las personas hacia sus mascotas
ResponderEliminarCreo que es muy positivo expresar afecto a nuestras mascotas, sin embargo, hay que hacerlo de manera que ellos puedan apreciarlo.
ResponderEliminar¿Cómo mejor que llevándola al campo, a correr, a jugar con la naturaleza, a rebozarnos en la arena de la playa durante el invierno, lanzarles un bastón y que vaya a toda velocidad a por él, que mueva el rabo tanto que temamos que despegue del suelo.
Viendo eso, no solo disfruta el animalito sino su dueño viendo lo bien que lo pasan los dos juntos.
ESTO es expresar cariño a su mascota, y lo demás, SON TONTERÍAS.
Además, los perros, gracias a Dios, no son materialistas como las personas, y no les importa un pepino que te gastes X euros en un pastel en una pastelería canina o que le des las sobras de una buena fideuà! Tampoco te mirarán mal si lo duchas en la bañera de tu casa y le secas el pelo con tu propio secador en vez de llevarlo a un spa donde reciba cuidados que quizás no aprecie tanto como pasar un rato agradable y divertido con su dueño.
ResponderEliminarParece que al ser humano le es imposible dejar de "humanizar" todo a su alrededor, para lo bueno y para lo malo.
ResponderEliminarTengo dos perros en casa y en la vida se me ha ocurrido comprarles un forro polar para que no pasen frío. Considero que los animales están preparados para el frío y también para el calor, no es lógico, a mi manera de ver, pensar que tienen las mismas necesidades que una persona.
ResponderEliminarMis perros comen pienso y sobras de casa, pero jamás han sido tan afortunados de ir a un restaurante canino a degustar un menú especial, pobrecitos...
Uno de ellos es un pastor alemán y el otro es un perro cazador, no sé muy bien qué les hará felices, pero si me guío por sus expresiones y gestos (mover el rabo, subírsete encima, intentar chuparte...) entiendo que el mayor regalo para el perro cazador es sacarlo al monte y olfatear todos los hierbajos hasta encontrar algún animal. Si una persona intentara mimar a este perro como a un hijo y tratara de ofrecerle todo lo que tiene a su alcance, creo que mi perro no viviría la vida como de verdad le gustaría, por ello, pensemos en los animales como animales, no nos olvidemos de que no son personas ni tampoco tienen las mismas necesidades que estas. A diferencia de las personas, los perros son mucho más independientes, mucho menos caprichosos, mucho más autosuficientes… no lo olvidemos, de lo contrario, estaremos atribuyéndole características que no son propias de ellos, por más que intentemos pensar que son un miembro más de la familia.
Desde mi punto es totalmente lícito que la gente trate a sus animales así, sinceramente.
ResponderEliminarCon mi perro no lo hacemos, pero, si lo hiciéramos, ¿quiénes sois vosotros para criticarlo?
Por mi parte, he de decir que entiendo que las personas tengan mascotas, ya que son una grata compañía. No obstante, creo que lo de tratar a los animales como si fueran personas es algo absurdo y desproporcionado. No son personas y nunca van a serlo. A ellos les va a dar igual que los lleves a un restaurante exclusivo para perros en el que no podemos entrar ni las personas, que si les das de comer pienso del saco del supermercado.
ResponderEliminarA pesar de todo, respeto que cada uno haga lo que quiera con su mascota, ya que cada uno hace lo que más desea con su tiempo y su dinero. Pero pienso que dice mucho de nosotros el hecho de que llevemos a nuestro animal de compañía a un restaurante de cinco tenedores, mientras hay gente en el mundo pasando hambre y sin ropa para vestirse. ¿Dónde está la dignidad humana? Parece que el derecho a la vida ahora es más legítimo en los animales que en las personas.
En fin, se ha dicho muchas veces que al final los animales van a tener más derechos que los seres humanos. Yo creo que, por desgracia, esto ya es así. No es que esté a favor del maltrato animal, pero no entiendo por qué los pollos del matadero tienen que estar en unas condiciones de temperatura óptimas y yo tengo que pasar frío o calor en clase. Mientras tanto, voy a hablar con mi psicólogo, porque todavía no he encajado el hecho de que mi gato haya decidido hacerse budista y vegano, y quiera peregrinar al Tíbet para encontrarse a sí mismo.