Nike, Addidas, Armani, Lotus, Women's secret, Juguettos, Decathlon, Vofadone, El Corte Inglés o Belros. Hasta la farmacia de mi pueblo tiene una bolsa característica con su logotipo identificativo. Esto sirve sencillamente para renocer rápidamente el lugar de compra de nuestro obsequio.
¿Siempre? ¿Cuántas vidas tienen las bolsas? ¿Hasta cuántas veces podemos usar una bolsa para fines diferentes?
Dentro del juego comercial, la publicidad es la fuente de comunicación más importante e influyente con la que cuentan empresas de todo el mundo que ansían por darse a conocer. Chapas, camisetas o cervezas. Ya no saben qué regalar con tal de aceptar un puñado más de autómatas clientes. Sin embargo, el poder de atracción mayor se lo llevan las ingenuas y desamparadas bolsas de la compra. No hacen daño a nadie, ni molestan fervorosamente. Pero aun en silencio, pueden darnos muchos más datos de los que pensamos.
¿Para qué, además de para transportar el producto obtenido, sirve una bolsa? De la inmensa lista de utilidades, lo que más les interesa a las empresas es que use como objeto publicitario gratuito, ya que vayas a donde vayas, tu bolsa identifica tu colonia, marca de ropa o supermercado preferido. Asociando esa idea, estás trabajando para ellos como letrero ambulante. ¿Qué te parece? Quizás lleves el nombre de una firma que seguramente suministrará un sueldo infrahumano y miserable a sus trabajadores.
¿Pero es que el color está super chulo y el diseño está genial? Sí, pero esa gente sigue muriéndose de hambre.
¿Y qué tipos de bolsas hay? Depende de la utilización del color, pueden ofrecernos diferentes matices, como la elegancia del negro, la transparencia y pureza del blanco, la alegría del amarillo o un verde como símbolo ecológico. Además de ello, también podemos encontrar diferentes gradaciones, según el grado de formalidad que quiera atribuirse al producto.
La tipografía deber ser clara y directa, y queda relacionada según la actividad que desempeña cierta organización, ya sea letra informal, juvenil o tipo centenario. Los cambios de fuente y la alternancia de mayúsculas y minúsculas ejercen un poderoso foco de atención.
La capacidad publicitaria de algunas marcas es tan inmensa, que tan solo con imprimir las iniciales de la marca, o cualquier símbolo relacionado con ella, es posible reconocer el nombre de la firma. Eso significa que los consumidores han sido sometidos a tal saturación informativa, que han asimilado simplemente que esta marca está presente en nuestras vidas. Pero también se utilizan los estampados de bolsas como ejemplos de proyectos humanitarios, y sobre todo, de la posesión de una conciencia ecológica que tanto nos afecta a todos, y por la que tantas y tantas empresas parecen consternadas.
Y por no hablar de las épocas festivas del calendario, en las que se disparan la fabricación de bolsas que indiquen el momento de nuestra compra, ya sea Navidad o algún aniversario.
Qué importante esto de las bolsas. ¿Se molestaría algún chico si su pareja le trajera la ropa de deporte en una bolsa rosa? ¿Hasta qué punto, relacionándolo con el tema de la vista, podemos asociar aquellos que tenemos en las manos con algo inherente a nosotros? ¿Si me compro una revista erótica en el quiosco, la señora que pasea su perro ha de pensar que soy un depravado sexual y mental?
La publicidad desea que con cualquier producto que compremos y llevemos a la vista de todos, denotemos un gusto, un sentimiento proclive a esa marca, a la confianza y a las ventajas que otorgan. A veces, no me doy cuenta de qué maldita bolsa cojo para llevar algo de peso, y si a alguien le podría parecer interesante los embutidos que hacen en mi pueblo (Peñas de San Pedro, la Solana, para quien esté interesado). Pero yo no presto a eso atención alguna.
¿Cuándo vamos a dejar de influenciar por lo que la estética de la imagen nos modela engañosamente?
Bolsas blancas, o de diferentes colores, como las camisetas de una sola tonalidad.
Que hablen nuestras mentes, y no nuestras cremalleras y botones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario