miércoles, 23 de noviembre de 2011

Recomendamos un consumo responsable.

Dícese que desde la infancia el alcohol está presente en nuestras vidas, aunque no consumamos. ¿Pensáis que realmente los niños son conscientes de la existencia del alcohol y de sus efectos? ¿A partir de qué edad los niñ@s prestan atención, curiosidad, interés por el alcohol? ¿Cómo perciben esta sustancia? ¿Creéis que los dibujos animados y sociedad en sí presentan a los más peques el alcohol como "algo divertido, y positivo"? Me gustó mucho el ejemplo que pusieron nuestr@s compañer@s durante su exposición, hicieron referencia a Shin Chan: ¡¡observen y comenten!!

Si entramos en la adolescencia, podemos hablar de PROTAGONISMO al tratar el alcohol, y esto 
NO ES NORMAL



Está presente en todo:
-modelos de cine y series: Física o Química o Resacón en las Vegas.
-En las canciones:
"Alcohol, alcohol, alcohol alcohol alcohol, hemos venido, a emborracharnos, y el resultado nos da igual"
"Yo no quiero agua, yo quiero bebida"
"Salir, beber, el rollo de siempre"
Seguro que conocéis muchas canciones más donde se cita el alcohol como algo normal, sin consecuencia... ¡Citad alguna canción, si os viene alguna o algunas a la cabeza!
-En las fiestas:
¿Es más divertida una fiesta si se bebe alcohol?
¿El alcohol ayuda a ser más simpático? 
-BOTELLÓN: 
Al hablar del botellón creo que es necesario introducir el término: DINERO. ¿Qué más aspectos motivan a los jóvenes a hacer botellón? ¿Se han convertido en algo más que ingesta masiva de alcohol? Acerca de esto seguro que tenéis mucho que decir, por favor, ¡tomad la palabra, y adelante! Os cedo la palabra.



Dónde está el límite entre "la botella depende del hombre y el hombre depende de la botella". Hablamos de ALCOHOLISMO. Dependencia. Adicción. 
¿El alcohol es un quitapenas? ¿O un duplicapenas y triplicaproblemas?

Comprobado está que el alcohol es adictivo. ¿Somos capaces de controlarnos y mantenernos detrás de la línea entre adicción-no adicción? Existe realmente una línea que separa la dependencia y no dependencia? El alcohol nos ata. ¿Cómo debemos hacer para salvar nuestra independencia y autodeterminación de las redes del alcoholismo?

Observación: ¿Está igual vista la borrachera masculina que la borrachera femenina? ¿Existe variaciones en cuanto a edades? ¿Beben más las mujeres jóvenes o las mayores? Y en las vejez, ¿cómo está visto el consumo de alcohol?

Sin duda, la palabra M O D E R A C I Ó N, es ideal para poner fin a este artículo. 

Dicho esto, lo dejo todo en vuestras manos.


7 comentarios:

  1. Yo, si el senado me lo permite, romperé una lanza por el alcohol.

    Me parece que en lo que respecta a esta droga (sí, antes que nada reconozco que es una droga como otra cualquiera) ha habido un proceso progresivo de demonización. El acohol como un arma destructora de familias, que corrompe a la juventud y alinea la diversión. Junto a esto, mil y una campañas de instituciones gubernamentales que se dedican a convertir en un tabú algo que -cualquiera diría- parece que pretenden transformar en una prohibición. Y esa extraña frontera entre la corrección y la perversión: la rebeldía. Y junto a la rebeldía, el morbo por consumir aquello que seduce por el mero hecho de estar vetado moralmente. Campañas de Sanidad de un increíble mal gusto que muestran a chiquillos devolviendo y siendo llevados en ambulancias, noticiarios sensacionalistas que ponen el grito en el cielo por un macrobotellón mientras los Hutus y los Tutsis se están matando a tiros en Ruanda, o anuncios de la FAD lo cuales no sé yo si es que pretenden crearnos una conciencia de yonqui cuando nos bebemos un cubata. Sí obstante, es curioso cómo, junto a esta pretendida condena social, el Estado se dedica a subir los impuestos de unas bebidas alcohólicas que, con una psicología (¿o mejor sociología?) inversa, en realidad están fomentando. Y decimos que no es normal que los adolescentes beban. Maldita sea, ¡lo raro es que a estas alturas no nos amamanten con Befeater (digo esta ginebra por mi personal predilección, pero podríamos decir cualqueir otra marca)!

    Señores, el alcohol no es malo. De hecho, los conceptos de bueno o malo, sin ánimo de caer en disquisiciones filosóficas (lo cual, por cierto, es muy positivo y muy propio de borrachos), está empezando a desfasarse. Yo, particularmente, considero más adecuado hablar de personas consecuentes y personas inconsecuentes. Veámoslo desde una perspectiva histórica. Los griegos (ese pequeñito gran pueblo orgías y dionisíacas) tenía un dios para el vino, y el alcohol era de todo menos una preocupación, menos una "lacra social". Bien, ¿qué es lo que nosotros, los evolucionados europeos, tenemos para este caldo que ha inspirado a naciones y poetas? Pues eso, le tenemos miedo. Hay alcohólicos, sí; y hay ludópatas, y hay compradores compulsivos. Consecuentemente, las tres cosas pueden llegar a ser -si se es débil- igual de destructivas. Pero claro, únicamente nos echamos las manos a la cabeza cuando nuestros hijios(yo no tengo hijos, es una forma de hablar) han quedado para beberse unas litronas en el parque, pero no cuando se van de compras o aprenden a jugar al póquer.

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  2. Por último, un apunte sobre esa palabra que, tan bien suena siempre, pero que tan pocas veces sirve: moderación. Vaya por delante que no pretendo hacer aquí una apología de los comas etílicos, pero no me morderé la lengua a la hora de hablar de las ventajas (nunca reconocidas) que traen consigo los excesos. Cuando nacemos, no nos suministran poco a poco el aire, nuestro pequeños y "aplacentados" pulmones sienten la quemadura del oxígeno de este mundo. Y entonces aprendemos. ¿Es antinatural que los niños de 14 años se inicien en el alcohol? Qué queréis que os diga, a mí también me parece -psicológica y físicamente- precoz; pero visto lo visto, no sé si a veces están más empujados por el inconsciente colectivo que por cualquier otra cosa. Ahora bien, ¿oponerme?, ¿restringirlo? Nunca. Por favor, qué empiezan a fumar a los trece y a follar a los 15. A ver con qué cara yo, el "adulto responsable", le digo?: "Xiquet, deixa el cubata i fes-te una orxata". Sólo son niñatos, y todos los hemos sido, si bien es cierto que muchos aún lo son -¿somos?- todavía. Los adolescentes deben descubrir sus propios límites. No me cabe ninguna duda de que, si la inocencia (que tan importante es y con la que tan felices somos de pequeños) se esfuma cada vez antes, es porque el ritmo del mundo va cada vez más rápido.
    Son irresponsables porque vivimos en una sociedad irresponsable. Es lo que hay. Prohibir beber es antinatural, contrario a nuestra cultura; beber cada vez más, antes y peor también es antinatural, pero es -a mi humilde entender- una consecuencia directa de la prohibición.

    No sé vosotros, pero a mí, este nuevo puritanismo me asusta más que todas las botellas de Jack Daniel's del mundo juntas.

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  4. Claro que no se puede prohibir el consumo de alcohol a los jóvenes, de eso ya se encargan nuestros políticos, pero tampoco podemos ignorar el problema o alentarlo, aduciendo que bebiendo ocasionalmente no pasa nada, o de que hay peores cosas que eso ( o que hay países donde existe la explotación infantil y otros donde utilizan a los niños como guerreros, y eso sí que es un problema y no que niños y jóvenes se pongan hasta las cejas todos los fines de semana con la intención de divertirse) .
    ¿Por el hecho de que eso suceda, tenemos que considerar el consumo de alcohol como menos problemático o como algo güay?
    No me considero que tenga los conocimientos ni la formación necesaria para aconsejar a nadie, pero sí que creo que, si llegamos a ejercer alguna vez como docentes, no deberíamos obviar ese problema que pueden padecer nuestros alumnos. No se trata de repetirles hasta la saciedad que el alcohol es nocivo y que ni se les ocurra beber (esa metodología está muy desfasada), pero sí que podríamos informarles sobre las enfermedades que pueden padecer por la ingesta de alcohol. No se trata de que vayamos a lo “Rottenmeier”, sino de decirles que ellos pueden hacer lo que consideren más adecuado, pero que sepan lo que les puede pasar si beben alcohol. Se trata de informarles y que no digan después, si sucede algo, que no lo sabían.
    Otra cosa. La sociedad clásica griega no me parece un buen ejemplo de sociedad permisiva y tolerante. Claro que lo fue y mucho más que las que se originaron después, pero no podemos ignorar que era una sociedad machista (el hombre tenía el poder, y sólo algunos), también clasista y había esclavitud. Era misógina, tan solo las mujeres de los señores más reputados gozaban de cierta libertad y en lo que concierne a la homosexualidad, tan solo estaba permitida la “pederasta”, la que se producía entre dos personas adultas del mismo sexo era considerada una aberración. Y esos son algunos ejemplos. Claro que el legado griego es fascinante, pero aquello no era la panacea ni mucho menos.
    Algunas preguntas que me surgen sobre los comentarios de Adrián: Cuando comentas “pero no me morderé la lengua a la hora de hablar de las ventajas (nunca reconocidas) que traen consigo los excesos“. ¿Cuáles son las ventajas del consumo de alcohol? ¿Hay muchas? ¿Hay ventajas? Y si las hay, ¿no existen sustitutos menos nocivos para lograr eso que conseguimos con el alcohol?

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  5. Ante todo, aplaudir el comentario de Martín.

    Y ahora, al lío. Veamos: el alcohol es malo, sí, destroza familias y todos esos rollos que repetís hasta la saciedad. Estáis desfasados. Todo en exceso es malo.

    ¿Informar a los alumnos? Sí.
    ¿Atosigarles con información y encima mal dada? Nunca.

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  6. Personalmente creo que el alcohol es uno de los temas que afecta, en mayor medida, a los adolescentes y nuestra tarea -si nos dedicamos en algún momento de nuestra vida a la docencia- será hacerles entender que en la justa medida está la clave del asunto. Yo estoy muy a favor de que la gente cuando sale con sus amigos a "tomar algo", beba unas cervecitas o algún cubata, al igual que bebes cualquier bebida no alcohólica. Es una rutina social donde se potencian y se desarrollan las amistades (donde tal como el café,lo menos importante sea lo que se toma).

    No obstante, el problema viene cuando la gente bebe solo por emborracharse, por desinhibirse y tener el valor de hacer o decir cosas que en un estado de sobriedad no sería capaz. Muchos jóvenes e, incluso, adultos, ven necesario beber para pasarlo bien: constantemente repiten que si no ingieren alcohol es toda más aburrido, la noche se hace más larga, no aguantan y quieren regresar temprano...

    En estos casos yo me pregunto por qué necesitamos tanto emborracharnos si estamos rodeados, supuestamente, de gente con la que tenemos confianza y con la que nos sentimos a gusto. Yo no necesito ponerme "como una cuba" para disfrutar de la noche o del momento, es más, al beber tenemos la sensación de que todo sucede a mayor velocidad, no sentimos lo mismo (dado que el alcohol es un depresor del sistema nervioso) y nuestra percepción de la realidad se distorsiona, con lo que muchas veces hacemos cosas de las que nos arrepentimos posteriormente.

    Esa felicidad que se logra con el alcohol es un espejismo: quizá en el momento todo parezca más fácil, menos problemático o nos sentimos más alegres. Quizá tengamos valor para perder la vergüenza y declararnos a alguien, para bailar... pero al despertar al día siguiente nos damos cuenta de que lo que nos atormentaba continúa ahí, pero, sin embargo, tenemos un problema añadido, la terrible resaca que nos deja una gran dosis de alcohol.Además, muchas veces, si estamos mal y bebemos nos ponemos peor...y, entonces que hemos solucionado? Hay que saber poner otro tipo de remedios y ser conscientes de que nos podemos desinhibir sin probar una gota de alcohol.

    Con todo, se ve bastante bien mi postura y eso no quiere decir que no me parezca bien que la gente beba con moderación. Reconozco que, de vez en cuando, unas copas nos dan esa "chispita" que nos falta,y a la gente que es más retraída le puede servir de gran ayuda, pero no podemos tomar la mala costumbre de depender de una botella para pasarlo bien.

    Finalmente, consideraría una locura que se prohibiese beber. Hemos de poder tener libertad para poder elegir tanto beber como no beber, pues todo lo prohibido incita y sería, por tanto, contraproducente. Así que si dentro de unos años soy tutora de adolescentes intentaré que comprendan bien el tema y, sobre todo, que si eligen beber lo hagan de manera libre y sin coacciones de ningún tipo, pues la mayoría de jóvenes se inician haciendo "botellón" por la presión de la sociedad. Soy consciente de que es algo necesario en la etapa de la juventud, pero tenemos que poder hacerles ver cuándo se sobrepasan los límites y lo que se esconde detrás de esas borracheras que se repiten cada fin de semana.

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  7. Esto muy de acuerdo con lo dicho por Pilar; sin embargo, creo que por mucho que intentemos explicar, como tutoras, madres, hermanas, tías, etc a nuestros pequeños que hay que ser responsables, beber con moderación, no pasarse,... ellos no sabrán dónde está el límite hasta que no se pasen de la ralla.

    Desgraciadamente, creo que es una de las veces que se aprende errando. Después de enganchar unas buenas monas y ver, sufrir, padecer ellos mismo los malísimos efectos secundarios, serán conscientes del real peligro que es el alcohol. Esperemos que entonces, hayan escarmentado y hagan caso a todo lo dicho, avisado y recomendado por su madre, tía, hermana, tutora...

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