domingo, 30 de octubre de 2011

SE BUSCAN OJOS QUE SEPAN MIRAR

¿Sería la vista el último sentido que desearías perder? ¿Prefieres carecer de la posibilidad de expresarte con facilidad, o no soportarías tener los ojos cerrados todas las mañanas al levantarte? (Todo esto siempre desde una no deseada hipótesis.)

El sentido de la vista, pese a su posterior desarrollo en el embrión en relación con el tacto y el oído, es aquel a través del cual absorbemos más información. Comemos por los ojos, creemos en el amor a primera vista, y tenemos muchos prejuicios. ¿De verdad es tan importante la imagen que damos al mundo?

¿Nos cambiamos de acera si observamos alguna persona con vestidos ultrajados, despeinada, con un intenso mal olor y que habla un idioma distinto? ¿Aceptamos siempre los folletos publicitarios de ONG's procedentes de personas trajeadas? Imagina que entras en el metro, y descubres dos asientos libres; uno a la izquierda de un oficinista de un banco; otro a la izquierda de una persona que viene del campo (por la indumentaria resobada o los aperos). ¿Me quedo de pie?

Echamos un vistazo al mundo y creemos que lo hemos visto todo. ¿Pero de verdad sabemos cómo es aquel chico que nos gusta y que viste con una camisa de Lacoste? Aún procedemos a atribuir una buena imagen con afables adjetivos como bondad, responsabilidad, prestigio, potestad económica, seguridad, etc. 
¿Vamos a seguir teniendo una mente tan cerrada en pleno siglo XXI?

El colmo de todo esto, como vimos en clase, son las empresas que EXIGEN a sus trabajadores una indumentaria neutral, además de una peinado recogido, sin que les tape la cara, y prohíben todo tipo de tatuajes y piercings. ¿Ofrece la misma confianza el modelo prototípico de azafata que tenemos, que otra persona que vista como le venga en gana? Muchas personas mayores son conocidas por sus ideas cerradas, pero ¿y los jóvenes?

En las aulas también existe este categórico problema, que acarrea divisiones primerizas inoportunas. ¿Nos alegramos más de que los alumnos con ropas menos convencionales atiendan en clase? ¿Pensábamos entonces que poseían menos conocimientos?

Lo que sí que quedaría claro es una cosa. El mundo actual vive de las apariencias, y siendo pragmáticos, deberíamos aparentar, si queremos conseguir determinado objetivo, lo que los demás quieren que les ofrezcan. ¿Pero hasta qué punto nuestra imagen nos determina?

Un día cualquiera podríamos ir todos a clase con una camiseta blanca, intentando que no lleve ningún tipo de publicidad, siendo lo más sencilla posible. Veamos qué efecto produce el reflejo a primera vista de ser semejante, habiendo de profundizar de verdad en los verdaderos organismos que se tapan con trapos cualesquiera.

Opinen, señores, que además de ser gratuito, ayuda a cuidar su ritmo intestinal.

12 comentarios:

  1. Siempre he pensado que de todos los sentidos, el de la vista sería el último que quisiera perder. Así que creo que debemos sentirnos afortunados de poder contemplar determinadas escenas hermosas que nos ofrece la naturaleza y muchos artistas.
    En cuanto a los estereotipos que nos creamos y prejuicios (vaya tema peliagudo), es difícil no tenerlos, formando parte de una sociedad que te los impone con ahínco a cada instante. No creo que ninguno de nosotros podamos decir que carezcamos de ellos. Quizás debemos ser humildes y reconocer que a veces pecamos de englobar a las personas por su apariencia física, y sin embargo, sabemos que generalizar en cualquier aspecto no es correcto y debemos ampliar nuestra mente e intentar ir más allá y comprobar si aquello que creemos es así o si estamos equivocados. Seguramente todos hemos prejuzgado a alguien por la ropa que llevaba puesta y cuando la hemos conocido hemos comprobado que estábamos equivocados. Esto nos ayuda a ser mejores personas.
    Deberíamos pensar que la ropa solo representa un elemento estético y no ideológico, pero cuesta desembarazarte de muchas imágenes que todos guardamos en la retina. Se me ocurren muchos ejemplos, como asociar ciertas vestimentas con una determinada religión rigurosa donde prevalece el machismo y por tanto hace alarde de la misoginia, la homofobia y otras tantas injusticias.
    Es importante que de vez en cuando analicemos estos temas para darnos cuenta que aceptamos sin más unas costumbres que no tienen razón de ser. Ojalá que entre todos cambiemos muchas costumbres establecidas porque cada vez somos más los que creemos que una persona puede ser igual de inteligente y competente vistiendo de Armani que siendo gótica y que las ideas de una minoría de la población también deberían ser importantes.
    Para finalizar, lo importante es que no nos conformemos sino que reivindiquemos en la medida de nuestras posibilidades y tal vez entre todos consigamos un mundo más justo y representativo.

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  2. Prácticamente todo el mundo está de acuerdo en la importancia del sentido de la vista y, es evidente, que a través de los ojos conocemos y entendemos mejor el mundo. Yo misma lo considero tan necesario que a veces me vendo los ojos para saber que sentiría si careciese de ella: la inseguridad y el temor de que me ocurriese cualquier cosa me invaden instantáneamente. También a través de la vista captamos los sentimientos de los demás, nos expresamos y obtenemos un gran placer al contemplar las cosas que nos agradan.

    No obstante, en un mundo tan superficial como lo es el nuestro,la vista también nos lleva a dejarnos guiar por prejuicios y a catalogar a las personas por su apariencia física, sin darles la oportunidad de demostrar su valía. Es cierto que resulta sorprendente que un alumno que no sigue el patrón de vestimenta estándar tenga unas calificaciones brillantes o que alguien repleto de piercings o tataujes sea responsable y perfectamente válido para un trabajo que quizá le negarán por su simple apariencia.

    Con todo, lo único que nos queda es intentar superar,en la medida de lo posible,estas barreras que suponen un lastre para todos, aprender a ser más tolerantes y respetuosos con los demás y prestar más atención al fondo que a la forma, pues aunque eso sea tarea difícil, es algo por lo que vale la pena luchar.
    Pilar Ciurana.

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  3. Está genial lo que habéis escrito, pero quiero que verdaderamente os mojéis.

    ¿Nos cambiamos de acera si observamos alguna persona con vestidos ultrajados, despeinada, con un intenso mal olor y que habla un idioma distinto? Imagina que entras en el metro, y descubres dos asientos libres; uno a la izquierda de un oficinista de un banco; otro a la izquierda de una persona que viene del campo. ¿Qué haces?

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  4. Es imposible que no estemos contaminados por las apariencias, nos las inculcan en cada instante, parece que nos han educado a saber mirar correctamente. Debemos tratar de luchar contra eso, pero no es fácil.

    Sinceramente, si como decís, me encuentro con una persona despeinada y que desprende mal olor, lo más probable es que opte por un cambio de acera, pues inevitablemente somos reacios a las figuras que presentan estas características, por ello, antes de intentar enseñar a mirar a la gente, creo que debemos empezar el trabajo por reeducarnos a nosotros mismos.

    A mi parecer, es necesario cargarse de experiencias que te hagan darte cuenta que ni las cosas ni las personas son como parecen. Cuando uno se lleva un golpe en este sentido, por ejemplo comprueba que esta persona maloliente que camina por la misma acera que tú es quien te ha salvado del accidente de coche que podía haber sido mortal, es cuando realmente reaccionamos y vemos qué injusto, y a la vez, qué cruel, resulta ser tan superficial y juzgar a alguien simplemente por las apariencias.
    Marta Muñoz

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  5. Leyendo los comentarios y después de todo lo que se comentó en clase confirmo que este tema es muy complicado, por lo menos para mí. En principio soy de las personas que considera que cada uno debe vestirse como quiera y llevar el estilo que más le guste. Los piercings y los tatuajes nunca han significado para mí algo positivo o negativo. Creo que la gente demuestra lo que es con su actitud no con su apariencia. Pero al mismo tiempo reconozco que para ir a una entrevista de trabajo nunca me vestiría como lo hago para ir a clase, a una boda no iría con vaqueros y si me hice un tatuaje en la muñeca fue porque no trabajo de cara al público,de lo contrario me lo habría planteado dos veces. Pienso que las apariencias no deben importar pero actualmente siguen teniendo un peso muy importante.
    ¿Me cambiaría de acera al ver una persona con arapos, despeinada, con un intenso mal olor y que habla un idioma distinto? No lo sé, reconozco que lo que más rechazaría sería el olor, pero no creo que la ropa o el idioma determinaran mi decisión. Mi decisión dependería más de la actitud que esa persona tuviera. ¿Y en el metro? me sería realmente indiferente.
    En resumen, creo honestamente que como dice el dicho popular "las apariencias engañan", no suelo juzgar a la gente por su forma de vestir pero en mi vida personal doy más valor a la imagen de lo que seguramente debería.

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  6. Muchas gracias por vuestros comentarios. Y no tengáis miedo ni a la extensión ni a la opinión. Esto va para todos, en especial para Susi a propósito de su comentario:

    Dices que no juzgas a las personas por su forma de vestir, pero en tu vida personal le das más importancia a la imagen. ¿Crees que lo haces de manera práctica? ¿Te beneficia que tu imagen denote responsabilidad y confianza, en detrimento de enseñar tu tatuaje?

    En resumen, ¿crees que los prejuicios visuales no van a desaparecer de esta generación de personas que nacieron a partir de la segunda mitad del siglo XX, y que más tarde, tras otro medio siglo, el concepto de "imagen social" desaparecerá?

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  7. Aunque hago muchos esfuerzos para que los prejuicios no determinen mis actos sino la lógica, a veces sucumbo ante los primeros. Por ejemplo, las dos únicas veces que me han atracado, fueron personas, tal y como se describen arriba, vestidos con harapos y malolientes. Probablemente drogadictos buscando dinero para comprar una dosis,...nunca he sido atracado por un señor vestido de traje y chaqueta. Y esas dos incómodas experiencias condicionan (no debería ser así, lo sé). Y las veces que he tenido algún altercado con alguien, una en el metro, porque no quiso levantar sus pies del asiento para que yo me sentara, fue una persona también maloliente. Con esas experiencias uno saca la conclusión de que hay más gente maleducada y con ganas de bronca (sucia y con harapos) que trajeados, y, sencillamente, te vuelves precavido.
    Esto no significa que continúe esforzándome para seguir combatiendo contra mis prejuicios, porque sé que "de todo hay", pero tendrá que ser poco a poco.

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  8. Martín, estoy de acuerdo contigo. Pero veo un matiz distinto en el hecho de que te atraquen, es decir, un contacto directo y palpable, y un prejuicio lejano. Si vienen a hacerte daño, está claro que con traje o sin traje cometen una fechoría, pero te hablo de otra cosa:

    Vas por la calle, y hay dos puestos de "nueva cocina experimental". A la derecha observas una chica con pantalones 'cagaos', con zapatillas grandes, una sudadera ancha y con un peinado a rastas. A tu izquierda, un hombre trajeado, con camisa y corbata. Ambos llevan en la mano una bandeja con tostadas y unos montaditos especiales. Y además tienes un hambre que lo flipas.

    ¿Vas primero a uno y luego al otro? ¿Te quedas con hambre y solo coges de una bandeja?

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  9. ¡Vaya con la preguntita! Me siento entre las cuerdas, ¿esto va para el examen? Pues hala, de perdidos al río. Gozo de muy buen apetito, mi cuerpo me delata, jaja, pero si una persona con falta de higiene (no me importa la ropa que use siempre y cuando esté limpia,sobre todo trabajando en la hostelería. ¿Cuando dices pantalones cagaos, te refieres a cagados de verdad o un modelo de pantalón?) yo deduzco que no lo está (intento, cada vez más, ser asertivo)que no tengo hambre y para que ella no se sienta ofendida, tampoco cogeré ningún montadito de los que me ofrece el señor aseado.
    Tal vez si me hubieras puesto cualquier otro ejemplo no rechazaría a esa chica, pero admito que soy bastante receloso con la comida, y en ese caso pensaría que sería peligroso comer algo que puede estar hecho por una persona desaseada.

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  10. Con 'cagaos' me refiero a que caen del culo, que no se llevan por la cintura. Una chica 'moderrrna'.

    Y OBVIAMENTE, esto va para examen. :)

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  11. Después de la aclaración, cambio la respuesta. Naturalmente que aceptaré cualquier comida que me ofrezca cualquier persona sin tener en cuenta su vestimenta, siempre y cuando esa persona esté limpia, claro.

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  12. Personalmente, pienso que, por desgracia, a día de hoy somos en general extremadamente superficiales. Nos quedamos en las formas y en las apariencias, y nos dejamos llevar por todo tipo de prejuicios. Lo que ocurre es que, en lo relacionado con la vista, estos defectos que arrastramos crecen de forma desmesurada.

    Por mi parte, evito cualquier tipo de conclusión precipitada que venga de la vestimenta de una persona. En este aspecto soy muy radical y nunca me aparto de alguien que vista de una manera diferente a la mía. Pensaréis que exagero, pero empecé a intentar "ver más allá" hace dos años gracias a mi profesora de latín del instituto. Se trataba de una chica joven, con tatuajes y bastante "liberal" en el vestir. El primer día, dada su imagen, nos impuso bastante. Pero cuando la conocimos de verdad, nos dimos cuenta de que era una profesora EXCELENTE, cosa que tumbó todos nuestros prejuicios y que nos abrió la mente de una manera espectacular.

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